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En Guatemala, última actuación de Cabral. |
Me sentí cómodo caminando, encontré a varias personas y una de ellas me comentó lo de Facundo Cabral, un viejo artista amigo, que sostenía "no ser ni de aquí ni de allá" y que "debajo estaba la verdad", por lo que "había que volar bajo".
Esas cosas de Facundo, con su fe, su profundo sentimentalismo y el desinterés marcado por las cosas de esta vida, de la que sostenía "estamos de paso", eran
para mí una gran verdad.
Entré a un kiosko, no importa cual, a comprar el diario local y el dueño, con una singular manera de actuar y opinar, me dijo algunas cosas que me estaban invitando a escribir alguna reflexión de lo actual, cosa que no hago frecuentemente al menos en lo gráfico, donde más bien cronico historias, cosas del recuerdo.
Después me encontré frente a su nuevo instituto cardiovascular con Miguel Minardi, un gran amigo, cascoteado en estos tiempos por los vaivenes gremiales y la política, en su condición de director del Hospital San Antonio de Padua. Le dije que viniera a la audición que hacemos con Walter Bonetto, me dijo que sí. Es seguro que discutiremos algo porque pensamos distinto, menos de la amistad porque sé cuidar a mis amigos y los tengo siempre presentes.
Y cuando llegué a casa, me dije "mañana mismo tengo que escribir algo".
Y aquí está. Comencemos con el kioskero. Me dice, "qué opina de lo que pasa?"
"Dónde..." le dije en tono de interrogación.. Y me contestó, "en todos lados". Como para no discutir o decir algo con mi costumbre de expresar lo que siento que no siempre es aceptado, le pedí que hablara, que como periodista siempre me interesaba escuchar a la gente de la calle.
Y habló, y cómo lo hizo. Kioskero de toda la vida y con comercios aún más complicados, fue alguna vez hombre de la noche, un tipo sencillo pero reflexivo. "Mire, dijo, a mi Cristina no me preocupa tanto como lo que está mal aquí, en la provincia, en el país..."
Yo esperaba una descarga amplia, vinculada a todas partes, pero habló de lo de la ciudad y me bastó, lo otro será para otra vez.
Reflexionó que aquí la Municipalidad hace las cosas mal en varios aspectos, pero el que más le preocupaba era con los vendedores ambulantes. Reconoció que él también lo había sido, "pero que a esta altura los vendedores son personas que no tributan, muchos venden cosas truchas, se ubican frente a las puertas de los comercios que sí tributan e invierten..."
En el medio del diálogo entra una mujer y dice: "perdón un Actron por favor" a lo que el señor del kiosko le dice, "señora hace mucho tiempo que no vendo medicamentos porque está prohibido y además porque no debo hacerlo", vaya a la farmacia de la esquina. A la pucha...!!! pensé y me acordé de Cabral, "estamos volando bajo y aquí está la verdad".
Tras de esto mi amigo siguió: "Mire lo de los vendedores ambulantes, hace meses que la Comuna paga el alquiler, costoso, del local frente a la policía para que se instalen allí, además de estar haciéndoles locales muy presentables a cada uno, todo con un costo de centenares de miles de pesos..." "Sabe quien paga todo eso..?" me expectó. "Nosotros".
Entró otra persona y antes de atenderla me dijo "Hay que jugarse, sacarlos"..Y me fuí, le dije que lo seguiríamos otro día y lo aceptó
Y ahí me quedé pensando.... Y si hay que correrlos porqué no haberlo intentado antes... Entré al kiosko y le pregunté eso a mi amigo. Me contestó que todo era política y siempre se tiran las cosas para adelante y así seguimos hoy.
Lamentablemente para todas esas personas, pensé, este hombre expone con valentía su razón. Los fundamentos hieren, duelen, sin lugar a dudas.
Ah... y me dijo otra cosa cuando le pregunté que sacarlos, como pasa con los carros que andan peligrosamente por la ciudad tirados a caballo, sería un costo político y me dijo: "eso es menor si se lo mira en detalles, por ahí más votos se recuperan si ayudás al comerciante que vende cosas legales, tributa, publicita, gasta en una moderna concepción de su local, etc...en suma, invierte bastante, esto además de sumar adhesión suma votos y muchos. pero fuera de ello es por otra parte lo correcto".
Temas para pensar. Los vendedores antes, según mi interlocutor, "llamaban a las puertas y no molestaban a nadie...además vendían cosas por la derecha". Y me acordé que yo cuando tenía 18 o 19 años (el servicio militar lo hacíamos a los 20 y pico) con un amigo ya desaparecido, Eduardo Glóver, como habíamos trabajado en la vieja Ferreteria Güino Botta y nos fuimos para hacerlo ad-honorem en Tribunales y necesitábamos plata fresca, comprábamos la bolsa de gamexane para combatir a las hormigas. Tras un "estudio de marketing -palabra desconocida entonces- fraccionábamos el producto en bolsitas y nos íbamos a barrio Alberdi, que era el más poblado de habitantes y... de hormigas porque las calles eran todas de tierra (de ahí el "estudio" al que aludía). Y tocábamos el timbre o golpeábamos todas las puertas, nos fue muy bien y...éramos vendedores ambulantes...!! Sin dudas, volábamos bajo y esa era la verdad; nuestros padres recibían de nosotros un pesito más.... Y lean esto: teníamos miedo que nos metieran en cana por no tener permiso para vender... Yo a esto lo tengo claro, usted amigo lector piense. También debieran hacerlo políticos y/o funcionarios.
Vaya este modesto artículo como homenaje a Facundo Cabral.
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