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Karina Rabolini, Tito Rivié, Laura Escalada (última pareja de Astor Piazzolla), Mora Furtado, Carmen Yazalde, Martín Elortegui, Mariquita Gallegos, Jorge Valdez, Cacho Tirao y Chicha Osorio, de Córdoba, entre muchas figuras más, en espectáculos que fueron desde desfiles de modelos, veladas poéticas, teatro, shows y cenas artísticas hasta charlas o conferencias, enmarcado todo dentro de una cuidadosa producción.
En el ámbito puramente local serán recordadas siempre sus realizaciones "Noche de Poemas", "Café Concert", "Gran Soiree de la Moda", "Galas de la Moda Estival", Gran Soiree Invierno". "Algo para Recordar", "Evocación Borgeana", "Café Literario", "Contrastes, Obra Poética", "Grandes Noches de la Moda" entre otras.
La mayoría de las figuras artísticas y culturales de Río Cuarto colaboraron con él, entre ellos sus amigos Olga Pirra, Aldo Caseros y Oscar Buffa sumándose también Eber Lima, Roque Pesce, Oscar Quiroga, Stella Rivero, Fanny Giménez, Carmen Morel, Martha Zocco, Lito Ficco, Jorge Artuso, Noemí Gallardo, Miguel Angel y Juan Carlos Tortorelli, Pichi Pérez, Héctor Fourcade, Lalo y Carlos Nesutta, Jorge Fernández, Ana Valdez, Héctor Cuello, Miguel Angel López, Héctor Otegui, Rodolfo Tallon, Elena Pahl, Ricardo Pedraza, Pedro Agüero, Patricia Pirra y Néstor Gaspar entre muchos artistas y trabajadores o representantes de la cultura local y entidades como el CECIS, Jóckey Club, Biblioteca Moreno, Hotel Crillón, SADE, ARDE, Montecarlo y otras salas locales, oficiales y privadas, que cobijaron sus realizaciones, debiendo citarse también a las instituciones sociales que él sumaba para beneficiarlas con sus presentaciones, como Fundadic, Cooperadora Escuela Cecilia Grierson, Dispensarios y Guarderías Municipales, Rueda Interna Rotary Club y Sala de Niños del Hospital Central,
Entre sus inquietudes, en la década anterior especialmente, descollaron sus nuevos libros de poesía entre los que se destacan "En voz baja", "Eternamente", "Entre nosotros" y "Lira mística", con prólogos entre otros de Alejandro Storni y Luís María Martos de Salamanca (España).
Pero Alfredo José Costero había estado vinculado a la prosa y poesía en su juventud allá por 1953 y escribió obras breves de teatro (Mademoiselle Janette" y "Candilejas") y varios cuentos entre ellos "Después del verano" en 1957 primer premio de Editorial Atlántida y "El principito y yo", primer premio SADE Mar del Plata. Colaboró en suplementos literarios de publicaciones de todo el país y locales, además de haber escrito numerosas notas en otros diarios y revistas de Río Cuarto.
El libro "En voz baja" recibió 7 premios, además fue distinguido por el Rey Juan Carlos de España y el Principado de Mónaco por distintos trabajos, destacando que el Papa Juan Pablo II le hizo llegar una especial salutación por su libro "Lira mística".
Poco antes de su desaparición física, acaecida el 26 de julio de 2002 a los 61 años de edad, había fundado Mannequin¨s Studio, para la enseñanza de modelaje profesional, estética, cultura general, relaciones públicas y diseño de modas, donde contó con numerosos alumnos, que se sumaron luego a todas esas especialidades en la ciudad.
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En la promoción de sus espectáculos siempre contó con la adhesión de numerosos comercios o empresas de región y ciudad y prácticamente la mayoría del ambiente cultural y artístico lo apoyó en sus numerosos proyectos, entre los 70 y 90 donde desarrolló lo más nutrido de sus trabajos.
Los últimos proyectos institucionales de Costero recibieron el apoyo de la gente, De su Mannequii´s Studio, Mariana Elizalde Urien decía: “Le llaman la Casa de la Alegría, porque entrar a élla es reconfortarse espiritualmente y artísticamente” donde “conviven sueños y realidades, se encienden y se apagan candilejas de estrellas y se escuchan sonidos, acordes y arpegios, con rincones llenos de sonrisas, palabras buenas y tantos recuerdos” y “el dueño de este imaginario castillo de hadas, stras, gasas y brillantes, es simplemente Alfredo Costero”.
Personalmente tuve la oportunidad de compartir uno de sus últimos espectáculos, “Algo para recordar” un diálogo abierto sobre el ámbito socio-cultural riocuartense de las décadas del 50, 60 y 70, en el Teatrino de la Trapalanda., con entrada libre, donde nos acompañaron el recientemente desaparecido maestro del bandoneón Miguel Angel López y Jorge Fernández, además de Ana Valdez y Héctor Cuello y el poeta Héctor Fourcade.
Recuerdo con cariño, una nota que escribiera en homenaje a Fermín “Nené” Villarreal, el escritor sauceño, poco después de su desaparición física, de quien dijo en Puntal que era “un erudito en cultura del sentimiento y su sabiduría y donaire de caballero lo afirmaba”. Acotando finalmente que “fue un gran poeta de la vida”.
Como amigo de ambos tengo por ahí algunas cosas escritas y fotos del inolvidable poeta de Río de los Sauces, con quien compartíamos junto a Costero y otros representantes de la cultura las inolvidables noches de Tincunaco, el reducto de Carlitos Conti Serrano en la segunda cuadra de calle Colón.
Cuanso fallecimiento, una corta pero sentida nota de Puntal, expresaba que el día 26 nos habìa dejado “un incansable trabajador del ámbito cultural y del espectáculo, nacido en Italó, pero que desde muchos años trajo sus inquietudes a esta ciudad” y “cuyas creaciones forman parte ya de la historia cultural y artística de la ciudad”.
Pocos días más tarde en el mismo diario y con la firma de Olga Pirra y quien esto escribe, en nombre de todos sus numerosos amigos, en un artículo denominado “In Memoriam” se dijo que “Alfredo era el arquetipo de aquellas personalidades para los cuales es como si les fuera imposible no hacer y mas aún; no disfrutar del hacer. Pero además quienes gozamos de su amistad, supimos de su bonhomía proverbial, el humor exquisito que brindaba y el misticismo sincero de este hacedor y promotor de la cultura· con realizaciones “que permitieron a los habitantes de una ciudad “del interior del interior” como Río Cuarto tomar contacto con una pléyade de personalidades que muchas veces accedían a llegar aquí únicamente por la amistad que tenían con Alfredo”
Antes del párrafo final de “Salud, Alfredo, hasta siempre” dijimos que la síntesis pretendía “valorar la vida de Costero por las contribuciones culturales y solidarias que dio a la comunidad de Río Cuarto, al punto de considerarse -con todo derecho- un hijo de ella como el que mas”, agregando “que sólo nos queda, tal vez, la acaso amarga sensación de no haber respondido cabalmente a tanta generosidad como la que nos dispensó, pero ello no puede implicar olvido ante el hecho irrefutable de su muerte y queremos recordarlo con el amor y la alegría con que él hubiera deseado lo recordáramos”.
Me queda solamente la íntima alegría, arrogándome con orgullo ser un poco su biógrafo, como de tantos otros amigos, de expresar que Alfredo le puso sal a su vida y la de cada uno de nosotros, nos provocó la sana risa de un histriónico notable, porque así lo era, a todos los que fuimos sus consecuentes acompañantes en los “cortados” de Square de cada tarde, en charlas inolvidables, muy parecidas y tan ricas como las que manteníamos con él, junto a Nené Villarreal, Carlitos Márquez, Carlos Conti Serrano, Papacho Zimerman, Willy Reyna Allan y tantos otros amigos en las mañanas, tardes o noches de Tincunaco en los 70.
(*) Fotografias.l.- Salas del Hotel Crillón, junto a Olga Zubarry, Costero, Carmen Morel, periodistas, modelos y amigos el 16 de julio de 1977.
3.- Visita de Mirtha Legrand, Hotel Opera, con la prensa, julio de 1983.
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