Omnibus Chevrolet por una inundada calle Rioja. |
Belindo Amtonio Quinteros, un 12 de junio de ese año, como presidente puso junto a los miembros del Consejo Directivo, en marcha a la flamante empresa. Y de ahí en adelante todo fue creciendo, al lado de la ciudad que la apoyaba, llegando a noviembre de 1991 como una consolidada cooperativa que decide, para adecuarse al momento económico transformarse en S.A. Transporte Ciudad de Río Cuarto, que hoy dispone de casi cien unidades, con una renovación constante de las mismas, el servicio urbano con 17 líneas, agregado a Río Cuarto-Holmberg-Las Higueras y nuestra ciudad hasta Moldes y Villa María e intermedias.
Nuestra intención en esta crónica, de eso se trata, no es mostrar los detalles de como se fueron dando los pasos de este servicio imprescindible para la ciudad, de lo que nos ocuparemos en otras notas, sino relatar la linda historia del título, con su rico anecdotario, las formas de viajar, características de las unidades y otras cosas contadas por sus mismos protagonistas, notas logradas años atrás, incluso con algunos socios fundadores que ya no nos acompañan.
Por empezar había jornadas en que circulaban dos o tres ómnibus en el par de líneas, la 1 Cementerio-Alberdi y la 2 Parque-Cárcel-Hospital Regional y a veces Barrio Las Ferias y si bien el tránsito era más simple y la ciudad más chica, cada vehículo tardaba más de una hora para realizar su recorrido, lo que significaba una servicio más o menos entre 20 a 30 minutos de espera, si todo andaba bien, algunas veces se esperaba más, pero los riocuartenses acompañaron a los cooperativistas en todas y cada una de sus actividades.
Unidad de los 70`s frente a Xanadú |
Tan distinto... "primera" cada cuadra...Se viajaba de una manera muy distinta a lo de hoy. La mayoría de las unidades eran los recordados Chevrolet que tenían una carrocería con un pasillo, abierto sin puertas sólo con una cadena en su lado izquierdo pues se accedía por la derecha en la parte de atrás y se bajaba por la puerta delantera. Hoy se sube por delante y se baja (a veces por comodidad no se lo hace) por atrás.
Además del chofer, el guarda era quien iba cobrando los boletos con su pequeña expendora o ticketera manual, iguales a las de ahora que son fijas y usadas por el chofer-guarda. Entonces la tarea se hacía en el asiento o bien en el pasillo, según la cantidad de gente que subía
Había dos maneras de advertir al conductor y especialmente al guarda cuando queríamos bajar. O bien con una larga correa de cuero que terminaba desde el pasillo trasero en una campanilla al lado del conductor, o decir muy fuerte.. primera...!!, que observo cuando a veces viajo en ómnibus que gente grande aún lo dice ahora, porque fue una costumbre arraigada. Ah.. los vehículos paraban en todas las cuadras, años más tarde se decidió hacerlo cada dos para dinamizar los tiempos ante una mayor cantidad de pasajeros, consecuencia de una ciudad en crecimiento constante.
El "Chancho", el Guarda.... "para adelante"... "para atrás"
A veces junto a los dos responsables de la unidad solía estar el que llamábamos cariñosamente el "Chancho" así se denominaba a los inspectores, que subían en cualquier punto de la ciudad, seguramente para descubrir algún "colado", es decir controlar no sólo al pasajero sino al guarda también. El "Chancho" era muy visible porque vestía de gris con saco y la gorra que lo identificaba como inspector. Durante algunos períodos chofer y guarda también sabían estar uniformados.
El grito especialmente del guarda en aquellos tiempos era "para adelante, para adelante por favor" y hoy al revés el conductor dice con fuerza "para atrás, para atrás, para que puedan viajar todos".
Primer Consejo Directivo de la Cooperativa. |
Hacia el sur, si bien decía Cárcel, se llegaba casi en todos los horarios al Hospital Central, hoy desactivado y reemplazado por el San Antonio de Padua.
El Río Cuarto Golf Club luego de su traslado en los 50 a su actual lugar, tenía su propio ómnibus, pero ya hace años que el servicio lo cumple la SAT, que incluso ya va al Perpetual en algunos horarios
El papel del guarda en los cruces del Ferrocarril, que de todas formas tenían barreras, era importante, porque por ordenanza o leyes nacionales bajaban del ómnibus cruzaban las vías y le indicaban al chofer que podía pasar.
Otra tarea importante del acompañante del conductor era prestar ayuda al subir al vehículo a los ancianos, las embarazadas, los niños o quienes tenían algún impedimento motriz.
Moderna unidad hoy por las calles de Río Cuarto. |
Necesariamente los ómnibus pasaban por la plaza porque en élla estaba centralizado el movimiento principal de la ciudad (incluso más de la mitad de los taxis riocuartenses se ubicaban en nuestro principal paseo.
Con los años se fueron perfeccionando los horarios y cada 15 minutos o menos pasaba un ómnibus. La vieja empresa ACO funcionaba en el edificio actual de Bomberos y la Cooperativa funcionó primero en Sab Martín al 1000 y después en su lugar actual Indio Felipe Rosas y Ayacucho.
Hace 40 años con el nacimiento de la Universidad Nacional de Río Cuarto, que paulatinamente fue exigiendo más unidades, la Cooperativa tuvo que crear líneas que llegaran a la casa de altos estudios constantemente y desde toda la ciudad.
Con el correr de los años fueron aumentando los tramos servidos por la empresa y ahora con la apertura de la renovada Terminal de Omnibus, el Hospital San Antonio de Padua, los nuevos puentes, los grandes sectores comerciales periféricos, los "súper", sumado a flamantes barrios, los enlaces de rutas del 71, que fueron creando con los años una nueva urbanización, entre otras cosas, obligó a la Empresa a realizar constantemente cambios en el diagrama de servicios de las líneas que iban en aumento hasta llegar a las 17 de hoy.
Los "azules" y el anecdotario
También dentro de lo que podríamos llamar la única competencia que tuvo la empresa, a pocos años de su puesta en marcha, un grupo de ex socios y otras personas crearon otra cooperativa, la llamábamos los azules" por el color de los ómnibus, que transitaba en líneas alternativas no muy cómodas para el público realizando un servicio similar al existente. Por lo apuntado dejó de trabajar en poco tiempo.
Dentro del anecdotario, que particularmente habla del apoyo a la Cooperativa en toda su existencia de la gente de Río Cuarto, se pueden resaltar hechos que van desde lo gracioso hasta lo solidario.
Con solo tener en cuenta que se disponía en el 50 de tres o cuatro ómnibus para las dos largas líneas, que en cruz circulaban toda la ciudad, hoy se puede tener una idea de los pocos habitantes que éramos con un puñado de barrios y ni soñábamos que aquellos baldíos (eran muchos) se convirtieran en los tantos sectores poblados de hoy, algunos muy lejanos del centro que en aquellos años era prácticamente el único atractivo.
Andar de noche, no solo los vehículos sino también los habitantes, era muy difícil, no por el peligro sino porque la denominada corriente contínua que suministraba la vieja usina nos mostraban las "luces mortesinas", de las que habla el tango, además de la ausencia de cartelería y todos esos elementos visuales que tanta vida le dan ahora a la ciudad.
Nuevas unidades de larga distancia. |
Los choferes eran solidarios, miraban mucho hacia los costados de las esquinas, porque tratábamos de no perder ese horario ya que el próximo podía tardar bastante.
En aquellos años, mediados de los 40, había iniciado sus actividades la Oleaginosa en un sector despoblado pero dinamizado por los dos o tres centenares de empleados de la fábrica, por lo que el servicio de transporte especialmente en los horarios de salida y entrada de personal era muy requerido y la mayoría viajaba en ómnibus, automóviles había pocos y eran caros por cuanto la segunda guerra mundial había relegado la producción de las fábricas y las unidades eran todas importadas.
Con mis padres vivíamos en la entonces calle Presidente Perón (hoy Indio Felipe Rosas) en el tramo de la nueva industria y la ruta (Avenida Italia con asfalto y añosos árboles a su vera) y desde el comedor (como la ñata contra el vidrio) veíamos pasar corriendo a veces a los empleados de la ORC para no perder el ómnibus.
Especialmente los jóvenes teníamos el saludable ejercicio de subir o bajar del ómnibus en marcha para "no perder el tiempo".
Las unidades de entonces tenían asientos dobles de ambos lados, recién entre fines del 50 y comienzos de los 60 llegaban las unidades con un asiento del lado izquierdo, que ensanchaba el pasillo y permitía una mayor cantidad de pasajeros.
Material con notas a Luís "Mula" Comay, "Mate" Palacios, Juan Carlos Quinteros, Antonio Abregú, José Rosell, Melapione y Somaré entre 2000 y 2001, Alberto Semprini, Julio Titarelli, Miguel Bortolatto y archivo personal del autor y sus memorias. Fotografías del archivo de la empresa y de Aldo Caseros.
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